Cuando los sables estén enmohecidos, los cañones fundidos y los arados relucientes, cuando las gradas de los templos estén gastadas y los tribunales llenos de hierba, cuando las cárceles estén vacías y los graneros llenos. Entonces ya no existirán los imperios ni las guerras, así progresarán los pueblos, en armonía con la Naturaleza.
!Meditemos y filosofemos¡
Fragmento extraído de "Chi-Lam", libro último del Maracaibo.
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